martes, 20 de noviembre de 2007

MANIFIESTO DE LOS AFECTADOS 04 OCTUBRE 2007

Los afectados aquí presentes queremos manifestar, en nuestro nombre y en el de nuestras familias, que nos sentimos desamparados, indignados e ignorados.

Sentimos que nuestros derechos se han vulnerado y que, a pesar de tener un contrato de compra-venta, vamos a perder nuestras casas y el dinero invertido en ellas.

Manifestamos que, en la subasta pública que tendrá lugar hoy, el banco podrá recuperar su dinero pero nosotros no podremos reclamarle nada.

Manifestamos que por parte del señor Juan Luis Hourcade, representante de la empresa Explotaciones Urbanísticas de Canarias S.L., nos sentimos engañados y humillados.

Manifestamos que la señora Mercedes Ortiz, comercial de la inmobiliaria Lortiz, vendió 2 viviendas de esta urbanización en abril de 2006, fecha en la que la obra se encontraba parada y fecha en la que otras familias ya habían denunciado esta situación.
Pese a estas circunstancias la venta de estas viviendas se seguía publicitando.

Es nuestra última esperanza y nuestro mayor deseo que hoy nadie puje por nuestras casas, así sabremos que todo nuestro esfuerzo ha servido para algo.

Por último, queremos agradecer a los medios de comunicación y a todas las personas que ayer y hoy se han acercado a nosotros con palabras de aliento, su colaboración y su apoyo.

jueves, 8 de noviembre de 2007

IMPOTENCIA ANTE LOS ACONTECIMIENTOS

Cuando crees que ya nada más puede ocurrir, cuando piensas que ya terminastes de caminar hacia arriba y que, por fin, todo va a ser mas sencillo, entonces, vuelven a empujarte cuesta abajo para que comiences de nuevo.

Así me siento yo.

Todos juntos conseguimos presionar, a traves de los medios de comunicación, para que nadie pujase en la subasta por nuestras casas. Y lo conseguimos.

Pero tan sólo unos días después aparece otro afectado por la catástrofe causada por el señor Hourcade: el dueño del terreno donde las casas están construidas.

Este señor entregó el terreno permutándolo por tres de las nuevas viviendas, y por supuesto el no tiene esas tres casas, por lo tanto, según su contrato, pasaría a ser dueño de todo lo que está allí construido.

¿Qué ocurre ahora? Que todo vuelve a estar paralizado. El banco no tiene su dinero y el señor de la permuta no tiene sus casas.

¿Y nosotros? ¿Alguien se ha acordado de nosotros?

Seguimos sin nuestras casas, sin nuestro dinero, sin ilusiones, sin respuestas y sin soluciones.

Nos dicen que tenemos que esperar, y yo me pregunto: ¿Esperar a qué? ¿A que las casas se derrumben por el estado de abandono en el que están? ¿A qué aparezca otra persona que diga que también es dueño de algo? ¿A que un juez decida que va a ser de nuestro futuro?


No podemos esperar más. Es una necesidad básica, nuestra necesidad: tener una vivienda digna.

Queremos lo que es nuestro.

Mireia Marín